jueves, 22 de diciembre de 2011

La mujer que buceó dentro del corazón del mundo - Sabina Berman( Páginas 97-99)

Karen es una fierecilla abandonada que ni siquiera sabe hablar cuando su tía Isabelle se hace cargo de la industria atunera que acaba de heredar, y descubre con sorpresa su existencia. Gracias al tesón y al cariño de Isabelle, la niña empieza a hablar y va a la escuela, pero se le diagnostica una suerte de autismo funcional. Ello no le impedirá llegar a la universidad o tener ideas brillantes para el negocio familiar, aunque sus comportamientos y puntos de vista chocarán siempre con las ideas establecidas y serán causa de situaciones embarazosas o cómicas. El relato de Karen, más lúcida que muchos de los que la rodean, reivindica la intuición y los sentidos frente a la razón, el derecho a ser diferente. Su particular sensibilidad no siempre es comprendida por los otros. Dura pero frágil, incomprendida y genial. (Extraido de internet)
Es uno de los libros que más me gusta. Me parece muy interesante la manera de pensar de la protagonista y lo auténtica que es. Recomiendo a todo el mundo que lo lea, en mi opinión, es muy bueno y no quieres que nunca se acabe.



Pero aclaro. El perico Max no desdice al filósofo Descartes. Cierto, Max piensa. Si uno lo saca sobre un hombre al jardín y le pregunta señalando al pasto: Max, ¿de qué color es el pasto?
Y a continuación le enseña una galleta, Max lo piensa un rato, unos 30 segundos, tal vez se pregunte para qué diablos hay que saber de qué color es el pasto, pero como Max quiere la galeta, contesta:
¡Verrrde!
 Pero lo que es absolutamente seguro es que Max no  piensa:
Pienso verde, luego existo.
Por lo tanto, tiene razón Descartes en que el único ser que piensa esa locura es el ser humano.
Y ahora sí siento la confianza para explayar qué pienso Yo de eso. Creo que sostener a diario la fantasía de que uno primero piensa y luego existe es lo que hace tan cansado ser un ser humano, o en mi caso pretender serlo.
Creo que es lo que hace a los humanos estar siempre incómodos ahí en donde están; y creo que esa incomodidad es lo que los hace estar siempre pensando.
Otra cosa: el cuerpo humano siempre está incómodo y soñando por dentro otras cosas que sí lo harían feliz.
Otras cosas que ya existen o que el ser humano siente que debe inventar para estar por fin cómodo. Camas, mesas, buques, aviones, cohetes que lo lleven a otros planetas. Libros que lo hagan pensensar que está en otra parte, bibliotecas, universidades.
Cosas humanas que durante siglos han ido llenando el espacio alrededor del ser humano: que han ido acumulándose para formar un mundo exclusivamente humano que le tapa la vista del mundo no humano.
Un mundo humano tan complicado que un crío de la especie necesita ser amaestrado de 10 a 19 años para poder moverse en él sin tropezar.
Bueno, para cuando ese crío se ha convertido en un adulto bien amaestrado para vivir en el mundo humano, 2 cosas le han pasado:
1. Ya está apresado en el pensamiento que le dice que primero piensa y luego existe.
2.Ya no ve sino lo humano.
Ahora, ¿es superior un humano al perico Max?Bueno uno debe preguntarde esto con mucha serenidad. Lo digo porque desde mis años de universidad a cuando esto escribo, he oído este tipo de pregunta muchas veces y siempre despierta muchas risas.
Para responder hay que preguntarse algo más concreto, por ejemplo: ¿puede el perico Max inventar un teléfono?
Por supuesto que no. Incluso usar un teléfono le  tomaría 2 años de entrenamiento. Entonces, pues, un humano es superior a Max.
Pero igual hay que preguntarse: ¿es superior ese mundo humano al mundo donde el perico Max vive, el mundo natural?
Para responder, Yo pregunto antes: ¿puede un humano usar un teléfono sin que exista el planeta Tierra?
Me parece que no. Entonces por lo tanto la Tierra es superior al mundo humano.
Y, por último, si la pregunta es quién vive más feliz, el perico Max o un humano, la respuesta es, en definitiva: el perico Max. Y eso sencillamente porque un humano standard vive separado por su pensamiento de las cosas naturales, incluso de su propio cuerpo, y como nada puede ser feliz si no es en su cuerpo real, el ser humano no es feliz.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Recuérdame en alta mar (Rafael Alberti)




Recuérdame en alta mar,
amiga, cuando te vayas
y no vuelvas.

Cuando la tormenta, amiga,
clave un rejón en la vela.

Cuando, alerta, el capitán
ni se mueva.

Cuando la telegrafía
sin hilos ya no se extienda.

Cuando ya al palo-trinquete
se lo trague la marea.

Cuando en el fondo del mar
seas sirena.